La Ley Universal: Ama a tu prójimo como a ti mismoEl origen y cómo el amor al prójimo se convirtió en la ley de oro y la base de nuestras modernas civilizaciones. Sin importar nuestros credos, nacionalidad o a qué grupo religioso pertenezcamos, la frase "Ama a tu prójimo como a ti mismo" y sus derivados, han sido incrustadas en nuestras más arraigadas ideologías.
Como judíos, estamos familiarizados con el precepto de Levítico 19:18 וְאָהַבְתָּ לְרֵעֲךָ כָּמוֹךָ “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, que se encuentra en la Colecta de Santidad (Levítico 17–26) que se lee cada año como costumbre en la lectura de los Parashot. Dicho pasaje, que se encuentra en levítico 19, siendo la referencia más antigua a esta regla de oro que ha impactado el rumbo de la humanidad, contiene numerosos ejemplos de cómo Dios pretendía que la sociedad se conduzca, entrelazado con algunos preceptos de ritos como sacrificios y otras leyes derivadas. Esto nos lleva a la pregunta más importante, ¿Qué es el amor? o ¿Cómo es que estos pasajes describen el amor hacia el prójimo? ¿Qué es el Amor?
A menudo pensamos que el amor es "una atracción", como un sentimiento o emoción incontrolable de gran afecto hacia otro individuo, y aunque todo aquello puede ser muy cierto, quizás desde una perspectiva filosófica, el mandamiento de amar al prójimo, es decir, poner el amor en la práctica, conlleva acciones y no (necesariamente) sentimientos, como lo describen los versos adyacentes a Levítico 19:18, por ejemplo:
Por consiguiente, el amor, de acuerdo a los pasajes más originales sobre esta ideología, no se reduce a una emoción, sino que se refiere a tratar al prójimo con justicia, o de la misma manera que quisieras que te traten a ti.
¿Quién es el prójimo?La mayoría de los eruditos contemporáneos están de acuerdo en que el “prójimo” (רע) en Levítico 19 se refiere a los miembros de la comunidad israelita o judía, aunque la palabra en sí no se refiere necesariamente a los israelitas, puesto que literalmente significa a "otro", o al que este al lado tuyo (Véase Gén 11:3 y Gén 15:10). Es decir, en hebreo, este pasaje dice literalmente, ama al que esté al lado tuyo, no obstante, el contexto de este párrafo es determinante:
El término “prójimo” es el cuarto de una secuencia que incluye “hermano”, “pariente” y “tu pueblo”. Estos sinónimos, por lo tanto, aclaran la definición adecuada de prójimo en este contexto, tratándose de un compañero o aliado israelita que está a tu lado.
Kamoja: Como a ti mismo o alguien como túLa parte más difícil de la formulación en Levítico 19:18 es el uso de la palabra kamoja. La interpretación más común es entender la frase adverbialmente, es decir, que la forma en que debes amarlos es de la misma manera en que te amas a ti mismo (kamoja). Por ejemplo, Abraham ibn Ezra (1089–1167) uno de mis comentaristas del Peshat favoritos escribe:
No obstante, hay otros que interpretaron esta frase de una forma alternativa, como el rabino Samuel ben Meir (Rashbam), contemporáneo de Ibn Ezra:
Esta interpretación menos popular, sugiere que debemos amar a las personas buenas "solamente", o donde se refleje un amor recíproco, debido a que Proverbios 8 nos enseña a aborrecer al impío.
¿Qué hay sobre el extranjero?Aunque la perspectiva de Rashbam no es las más aceptada en este pasaje en particular, el contexto del pasaje en discusión sí sustentan la creencia de que el mandamiento de "amar al prójimo como a uno mismo" es específicamente para la comunidad israelita o aquellos que son como tú, aunque no necesariamente sean personas buenas. Sin embargo, el pasaje continúa hablando sobre el trato hacia otras personas y en los siguientes versículos expande ese mismo amor, hacia los extranjeros.
En este caso, es claro que el extranjero no es como uno mismo y posiblemente éste tenga otro nivel espiritual o relación con Yehováh su Dios, como la de un "ger". Sin embargo, la frase "como a ti mismo" es igual que la descripción del amor al prójimo en el verso 18 que tratan sobre un compatriota israelita. Esto comprueba que la interpretación de Abraham Ibn Ezra, que es la comprensión más común o aceptada entre los escolares y religiosos, es la más correcta.
Dicho de otra manera, "amar al prójimo como a uno mismo" es un mandamiento que debemos obrar hacia personas que sean tanto iguales a nosotros o diferentes, y así como los extranjeros traen a memoria la vida pasada de los hebreos esclavos de Egipto, amar al prójimo como a unos mismo significa tratar o hacer con el prójimo o extranjero como a uno le gustaría ser tratado o amado. Resumen:En resumen, algunas cosas parecen claras sobre la ley de amar al prójimo como a uno mismo, y su paralelo de amar al ger , en su contexto original:
Por lo tanto, amar a los prójimos (compatriotas israelitas) como a uno mismo es tratarlos como a uno mismo le gustaría ser tratado. Tratar a los extranjeros como a uno mismo es tratarlos como si fueran israelitas nativos o poniéndonos en el lugar de un extranjero y cómo nos gustaría ser tratados. Cómo esta regla resurgió en el Periodo del Segundo TemploLos autores del Segundo Templo en los períodos griego y romano hicieron uso de estas leyes en sus obras. Por ejemplo, el libro de los Jubileos (siglo III AEC ) hace varias alusiones al mandamiento del amor, en las historias de Noé, Abraham, Jacob, José y el éxodo, aunque nunca cita el mandamiento de amar al ger . Restringiendo así su aplicación a otros no judíos. El Documento de Damasco ( siglo II AEC ) alude claramente a ambos, instruyendo a los miembros de la comunidad a (CD 6:20):
En la época de los rollos de Qumram, el ger es visto como un gentil converso, aquel extranjero que decidió guardar la Fe del pueblo de Israel, como Ruth, en la Biblia. Esto infiere que el amor hacia los gentiles o los extranjeros o gentes de otras nacionalidades no era un énfasis que los judíos hacían, es decir, a pesar de que Levítico 19 nos manda a amar a nuestros compatriotas o a la persona que esta al lado nuestro, como a los extranjeros, ellos veían a esos extranjeros como otro israelita más de su pueblo y no lo categorizaban como un gentil o extranjero.
Un ejemplo de este trato hacia los extranjeros de hecho se puede ver en la famosa historia del Nuevo Testamento :
Este pasaje demuestra dos veces como, tanto Jesús como sus discípulos no estaban dispuestos a ayudar a un extranjero que residía en la propia tierra de Israel, incluso cuando esta persona parecía ser consiente de las promesa y profecías de la Biblia, (que muy bien podría calificar o parecerse al estatus de un ger, los extranjeros que Levítico 19:33 nos manda a amar), justificándose con el hecho de que su ayuda o ministerio estaba únicamente enfocado a los descendientes de Israel, no a los perros, como Jesús, o los escritores del Nuevo Testamento denigrantemente describían a los gentiles. No obstante, el mismo Jesús luego enseña sobre el amor al prójimo, y eleva el estatus de una mujer samaritana por sobre un levita y sacerdote, indicando que aquella mujer es considerada "el prójimo" porque ayudó y no los mismos compatriotas judíos que no se detuvieron a ayudar. Es decir, Yeshua parecía tener un gran afecto hacia un extranjero que "mostraba estar guardando un mandamiento" pero a su vez, un desprecio por un extranjero canaanita que quizás a sus ojos era una mujer impía.
No obstante, esta perspectiva no era la única entre los judíos del periodo del Segundo Templo, como se refleja en una serie de historias del Primer Siglo. El sabio, Hillel el Anciano, cuenta en el Talmud de Babilonia la siguiente historia (impresión de Venecia):
Lo significativo aquí es que, para Hillel, esta regla es un principio moral trascendente, que abarca todos los demás mandamientos. Si bien Hillel vivió en el siglo I a.c. , el Talmud de Babilonia solo se escribió en el siglo VI DEC., lo que dificulta evaluar la validez histórica de esta historia. Sin embargo, una fuente mucho más antigua, la Sifra, un comentario rabínico del siglo III sobre Levítico, atribuye una reflexión similar al siglo II . DEC sobre el sabio, Rabí Akiva (Sifra, Kedoshim 2:4.12):
La mayoría de los lectores de UnaTorah.com son cristianos o profesan la creencia de que Yeshúa es el mesías, y sé que el primer ejemplo sobre la mujer cananea puede parecer que hemos comenzado con el pie izquierdo, como dice el dicho, pero sin duda es justo decir que el mismo rabino judío popular también enseñó las mismas palabras de estos dos sabios judíos que le antecedieron basados en Levítico 19:18.
Amor hacia el prójimo en Los EvangeliosEn el Evangelio de Marcos, el primero de los evangelios canónicos, Jesús declara que esta ley es uno de los dos mandamientos más importantes para un judío, junto con el mandamiento de amar a Dios que se encuentra en el Shemá :
El Evangelio de Mateo, que recoge esta historia de Marcos con sus propias palabras, añade “de estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas” (22,40). El pasaje paralelo en Lucas 10:25–28, el tercer Evangelio sinóptico, recorre los dos pasajes—ama a Dios y ama a tu prójimo—juntos, como si fuera un solo pasaje:
De todas estas fuentes, está claro que para el primer siglo de la era común, Levítico 19:18 había alcanzado un estatus exaltado entre los intérpretes judíos como un mandamiento especialmente importante, trascendente en el sentido de que incluía a todos los demás. También debo enfatizar, que Jesús enseña que para alcanzar "la vida eterna" uno debe guardar la Torah, el mensaje del Shema Israel (Drut 6:4), es decir, según Jesús no hay que aceptar o reconocer que Jesús es el mesías, ni que es hijo de Dios, ni que murió o resucitó, o aceptar la asimilación entre Dios padre, hijo, espíritu, madre, etc. Está escrito en los versos recién citados.
Por otro lado, nada en las fuentes rabínicas o del Nuevo Testamento establece que ésta ley se aplica a todos los seres humanos. Incluso Jesús, como hemos leído, se rehúsa a ayudar a una extranjera porque no era lícito gastar sus energías con alguien que no sea de la comunidad israelita. Aunque su enseñanza sobre la mujer samaritana en el mismo pasaje de Lucas anteriormente citado parecía indicar que el amor al prójimo podría venir de una persona ajena, extranjera, incluso considerada un enemigo. Esto nos lleva a una muy buena pregunta. ¿Debemos también amar a nuestros enemigos?Desde la perspectiva cristiana, la historia sobre el amor hacia los enemigos en Mateo 5:43 es sin duda una de las historias donde los fieles cristianos se jactan y alaban las apasionadas palabras de inmensurable e irrazonable amor emitidas de parte de Jesús hacia la humanidad, como aquel que eleva el estatus de la Torah, o mejor aún, mejora o propone una ideología mucho más bondadosa y admirable que las enseñanzas de la cruel y malvada Ley de Moisés, al decir:
Nuevamente concerniente al amor al prójimo, está claro que la audiencia de Jesús son los judíos, su mala comparación a los gentiles, que su paralelo en el libro de Lucas los caracteriza como "pecadores", enfatiza que no debían ser como ellos, en contraste, debían elevar ese amor al prójimo que puede entenderse como una naturaleza de la ética humana, lo que se entiende como la "Ley Natural", que por lo tanto, no tiene méritos, y a su vez expandir ese mismo amor hacia sus enemigos.
Este pasaje, no obstante, tiene algunas falencias. Como es bien sabido, entre los escolares bíblicos académicos del Nuevo Testamento, si comparamos los manuscritos más antiguos de los Evangelios, el primer problema que surge es que hay miles de manuscritos y ninguno es igual al otro, algunas frases fueron claramente agregadas y otras borradas posteriormente y esto hace difícil discernir cuáles palabras fueron originalmente dichas por Jesús, si es que fueron dichas. En segundo lugar, este pasaje, que pretende enseñar sobre el amor, especialmente hacia el enemigo, muchas veces rivaliza las relaciones entre judíos y cristianos al ridiculizar la Torah que es considerada la Sagrada Palabra de Dios para el pueblo judío por una mejorada, al enseñar que "la Ley" decía que amen a su prójimo pero odien a sus enemigos, más Jesús les enseña algo mejor. Finalmente, el mayor problema es que en ninguna parte de la Torah o la Ley, dice que debemos odiar a los enemigos, esto quiere decir que Jesús, o los escritores del NT no conocían la Torah lo suficiente porque su argumento se basa en un falso hecho y/o un falso testimonio de la Escrituras Hebreas. Ahora bien, es justo decir que la Torah tampoco dice expresamente que debemos amar al enemigo, pero a través de los mandamientos de amor hacia el prójimo, podemos entender que estaba inferido. Además, como hemos leído de los propios versos de Levítico 19 al inicio de este estudio, el amor en estos pasajes, tal como lo enseña Jesús no es una cuestión de sentimientos, sino de acciones u obras. Por ejemplo, Levítico 19, que es el pasaje en discusión, dice que no debemos guardar rencor o enojo hacia nuestro prójimo, no calumniarlo, no robar de el o de ella, no derramar sangre inocente. Ampliando nuestra imaginación sobre estas descripciones ¿Por qué alguien tendría estos pensamientos de maldad hacia alguien que es bueno o hacia un amigo o ser querido? Es obvio aquí que la Torah nos manda a ejercer estas obras de amor hacia personas que lógicamente no son nuestras personas favoritas (nuestros enemigos), a quienes lógicamente, no nos nace el instinto de desearles buenas cosas. Es decir, desde esta perspectiva, practicar el amor hacia el prójimo, como hacia el extranjero, en el mayor de los casos es una acción que Dios nos demanda para ejercer hacia nuestros enemigos, no necesariamente las personas con quienes compartimos, ya que de aquello no habría necesidad de enseñar. Por si no fuera demasiado claro, otros pasajes de la Biblia enseñan lo siguiente: Éxodo 23:4 Cuando encuentres errante el buey o el asno de tu enemigo, deberás devolvérselo. 23:5 Cuando veas el asno de tu enemigo echado debajo de su carga y se abstenga de levantarlo, debes, ciertamente, levantarlo con él.
Prov 24:17 Si tu enemigo cae, no te regocijes; Si tropieza, no se alegre tu corazón. Prov 25:21 Si tu enemigo tuviere hambre, dale de comer pan; Si tiene sed, dale de beber agua. Estos pasajes claramente describen la actitud que Dios espera que tengamos hacia nuestros enemigos, que cabe enfatizar que Jesús parecía haber correctamente enseñado, con la diferencia que es la Torah la que nos manda a obrar con amor hacia nuestros prójimos que pueden ser nuestros seres queridos, los extranjeros o los no tan queridos, indistintamente. Además, debemos entender que nuestro trato al enemigo no lo exenta de un juicio por un crimen o cualquier otra ofensa que haya hecho, pues tanto como Yehovah es un Dios de amor, también lo es de justicia, y en la Torah Dios nos manda a obrar con amor hacia personas que nos hayan ofendido pero con justicia al impío. Es decir, el amor al enemigo no significa que si alguien te golpea tu le des la otra mejilla, como sería lógico, si alguien abusa a tu hija, no le das la otra o si roban tu vehículo no le pasas el otro, aquello no es amor de acuerdo a la Torah, porque la Biblia enseña que Dios castiga a quienes ama. Por lo tanto, el amor hacia el enemigo trata sobre no ejecutar el juicio con nuestras propias manos, no actuar con nuestro instinto animal destructivo. Es decir, no hacer el mal hacia otras personas, incluso nuestros enemigos, así como tampoco queríamos o quisiéramos que ellos nos hubiesen tratado. Pero indefectiblemente cada persona debe pasar por su propio juicio.
Un buen ejemplo del Nuevo Testamento de hecho es como Jesús enseña que deben orar por enemigos y debido a que no especifica cómo orar por el enemigo, si Jesús enseñaba conforme a las Escrituras Hebreas que en Mateo 5:17 dice que no vino a abrogar y que cualquiera que quitase una letra de ella será destruida (Versión Hebrea Shem Tov), es muy posible que haya enseñado conforme a cómo la Biblia enseña que debemos orar por nuestros enemigos (Salmo 55, Salmo 59), Esta enseñanza cristiana en contexto del pensamiento del pueblo judío, que era el de Jesús, comprobaría que el amor hacia el enemigo y el deber de orar por ellos trata sobre no ejecutar el juicio con nuestras manos, es decir, frenar la violencia o la venganza, sino que debemos pedir a Dios que haya justicia hacia los impíos, que sea Él, el que cobre venganza de los malhechores Conclusión:
Cómo el concepto del amor, el tratar al prójimo como a uno mismo y todo lo que aquello conlleva se infiltró en la historia universal es un historia que no creo que tenga una sola versión y tomaría más de un libro registrar.
Recuerdo haber estudiado en una clase de religiones del mundo en Estados Unidos sobre el origen del Budismo y cómo, según mi profesor en aquel entonces nos relataba, que el príncipe de India que dejó todo por hacer obras de caridad comenzó su travesía por el impacto que tuvo en él las enseñanzas de ética de la Biblia Hebrea, la Fe judía. Ahora bien, sabemos que el Budismo, que fue un religión pagana que se difundió después de la muerte de este príncipe, fue fundada sobre ocho principios que sin duda originan de la Biblia y hoy una gran parte de países asiáticos y ateos del mundo se benefician de estos principios de amor hacia el prójimo que fueron influenciados por la Palabra que Dios le reveló al pueblo de Israel. También se nos dice en la Biblia que de todas las naciones acudían a escuchar la sabiduría del rey Salomón, el rey de Israel, aquel que escribió en proverbios sobre la bondadosa actitud que hay que tener hacia nuestros enemigos, como también de los severos juicios que ejercía para hacer cumplir la justicia, un evento y periodo que sin duda pudo haber influenciado la formación de muchas naciones de aquel entonces que fueron la cuna de las naciones modernas de nuestros tiempos. Del Periodo del Segundo Templo, también aprendemos que el amor hacia el prójimo, basado en Levítico 19, se volvió la "regla de oro", el principio fundamental de la Fe judía junto con el amor hacia Yehováh en el Shema (Deut 6:4). Esta adrede y aceptada interpretación se podría deber a que éstos son los dos únicos mandamientos en la Torah que incluyen la palabra hebrea "ahava" (amor). El cuál se cree ser la fuerza fundamental y más fuerte de nuestra Fe. Sabemos por la historia del pueblo de Israel que muchos padecieron por predicar este mensaje, la lamentable historia de Rav Akiva cuenta que fue envuelto en un rollo de la Torah a un poste y quemado vivo por declarar el Shema Israel, donde se nos enseña a amar a Dios y obedecer sus mandamientos, que por defecto tratan sobre el amor hacia el prójimo. A su vez, aunque el Nuevo Testamento justifica la muerte de Jesús por otros motivos teológicos, sabemos que también padeció muerte y enseñó a las multitudes, el mensaje sobre la unicidad de Dios, y el amor hacia nuestros prójimos. El islam tiene su propia historia, y aunque en ciertos casos parece ser una religión lejos de esta ideología, algunas de las enseñanzas del Corán, también reflejan el amor que expresamente cita haber aprendido de los judíos, tanto de la Torah, que reconoce ser una revelación legítima del Dios de la creación hacia los israelitas y de las enseñanzas que ellos consideraban de un profeta, Jesús. Finalmente, el cristianismo, que a pesar de todo el trayecto y desviaciones de esta religión, los guerras y persecuciones, en su momento incrustaron de alguna forma las enseñanzas de la Biblia Hebrea a sus sociedades y las palabras mas famosas de Jesús sobre el amor al prójimo. Pareciera que cualquiera sean nuestras teorías, creencias o conocimiento que tenemos de Dios y de su Palabra, Dios estuvo orquestando todo este tiempo la historia de nuestra humanidad, desde que sacó a los israelitas junto con sus enemigos opresores de Egipto hasta nuestros propios días para que al menos tengamos ese principio fundamental de Dios registrado en la Torah. "Ama a tu prójimo como a ti mismo" Tal como se describe en Deuteronomio capítulo 4, el pueblo de Israel debía ser un testimonio, una luz para la humanidad, a fin de que las naciones aprecien la sabiduría que emanaría de ellos, y así procuren seguir a Yehovah y sus mandamientos. De esta forma, creo que la Torah enseña que el amor al prójimo es un mandamiento universal, enseñando a los israelitas a ejecutar la bondad en sus comunidades y nación, con el objetivo de impactar el mundo, a fin de que todos los habitantes de la tierra logremos un futuro sin distinción entre etnias y libre de prejuicios, donde ejerzamos obras de justicia hacia los justos y misericordia hacia los que necesitan de nuestra ayuda. Déjanos tu comentario |
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